jueves, 15 de marzo de 2007

ESTAMPA: Duelo de Vírgenes

Por Jorge A. Chávez Silva, Charro
Desde que Martín Morales, “El padre de la Confraternidad Cajamarquina”, tuvo la feliz idea de organizar los campeonatos de fulbito entre todas las provincias de Cajamarca en Lima, los duelos entre Celendín y Cajabamba adquirieron caracteres de clásico. Cada vez que se enfrentan hay un lleno de bandera y la contienda es reñidísima y enconada de principio a fin. El resultado siempre es incierto y mientras el juez no de el pitazo final, ninguno se puede dar por ganador. Tal es el pundonor que ponen los jugadores en la cancha.

"Te juro, Camuchita..."

Ambas provincias tienen muchos campeonatos ganados en su palmarés, por ello cualquier resultado es difícil de pronosticar; algunas veces triunfamos los celendinos y en otras nos toca morder el polvo de la derrota. Ya lo dijo un ilustre antepasado: “Usos son de la guerra el vencer o ser vencidos”.


* * *

Cuando aún se jugaba en la cancha del Vivero de Breña, se disputaba la final del torneo de aquel año entre ambas provincias. Cualquiera tenía méritos para alzarse con el triunfo. En los minutos previos a la contienda todo era nerviosismo en ambos bandos. Los espectadores y parciales esperaban tensos el inicio del partido.
Uno de los más asiduos concurrentes a estos eventos era César Emilio Chávez, el popular “Foca”, insigne caricaturista y renombrado bohemio, dueño, además, de una conversación muy sui géneris, entretenida y muy sazonada de ajos y cebollas.
El Foca es muy devoto de la Virgen del Carmen de Celendín, a quien profesa especial veneración, mucho más desde aquella vez que lo salvó de morir y lo sacó libre del trance, aunque con una bola menos. Su devoción la manifiesta de una manera muy peculiar. Justo en la víspera de su operación, se dirigió a Ella, implorando:
-Si me salvas de ésta, Camuchita, te juro que nunca voy a faltar a tu fiesta… ¡Vas a ver!
La verdad es que el Foca es buen católico, cumple con su penitencia sacrificadamente. Cada año regresa a Celendín, a la fiesta de la Virgen Del Carmen y de paso, prosigue con su bohemia, tirándose una sola tranquita… de ocho días.
-Depón tu beligerancia alcohólica, depón, Foquita- le rogaba don Aníbal Circuncisión cuando lo encontraba al séptimo día de bohemia, de color grosella y brillando como pollo a la brasa.
Pero volvamos al Vivero, en donde dejamos a los equipos en la cancha, listos para enfrentarse.
Estaba al borde del campo, cuando se acerca César con una botella y diciéndome ¡Salud!, me pregunta:
-Y, hermano, ¿Contra quién nos toca?
-Contra Cajabamba, Foquita-, le contesté preocupado.
-¿Y qué tal juegan esos cojudos?- se interesó.
-Bien, por eso jugamos la final contra ellos, además, les basta con un empate para campeonar- agregué.
-¿Y quién es su Virgen de esos cojudos?- indagó terminando su vaso.
-No sé -le respondí extrañado-, creo que es la Virgen del Rosario, ¿por qué, Foquita?
-Pucta, cojudo- afirmó rotundo y convencido-. ¡La Virgen del Carmen le saca su m…!
Naturalmente que aquella vez ganamos el partido.

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