miércoles, 5 de marzo de 2008

CANTACLARO: El ataque a la Comisaría...

Por Constante Vigil
Celendín

La tranquilidad de la ciudad de Celendín se vio súbitamente alterada el día 3 de marzo cuando unas dos mil personas, armadas de piedras y palos, atacaron el puesto policial ubicado en el sector de La Feliciana, causando destrozos de consideración en el local, quemando algunos vehículos e incendiando parte del local, así como enseres, archivos y mobiliario de la institución.
La incursión de los pobladores fue tan sorpresiva que los efectivos policiales que se encontraban en ese momento, hombres y mujeres, tuvieron que escapar por los techos y algunos refugiarse en el interior del local para evitar ser linchados por la multitud. El Comisario, mayor Migdonio Torres Aliaga, al parecer no se encontraba en el puesto pues nadie ha dado con su paradero.
Todo empezó la noche del 29 de febrero cuando fue detenido Luis Enrique Ortiz Gonzáles, acusado de haber agredido a su conviviente Carolina Bautista Marín. El sujeto se encontraba en completo estado etílico. Al promediar la media noche el detenido fue encontrado ahorcado en los barrotes de la sala de meditación del referido puesto.
Al parecer se habría auto eliminado utilizando su polo, al que habría convertido en tiras, pues al momento de su captura fue despojado de todo aquello que pudiera causarle lesiones. El médico legista determinó que su muerte se produjo por ese motivo. Sin embargo el resultado de la necropsia arrojó que su muerte se debía a maltratos por parte de los efectivos policiales, hecho que se habría repetido unos tres meses atrás con el saldo de muerte de otro detenido.
La multitud que protesta por los continuos excesos policiales reclama sanción ejemplar para los responsables de estos actos que, en la mayoría de casos, quedan impunes. Al cabo de unas cuatro horas de fuerte presión por parte de los pobladores, el Gobernador de la población, José Eloy Rodríguez, logró persuadir a parte de los manifestantes que se retiraran a sus hogares y esperar el resultado de las investigaciones, dando garantías que se sancionará a los responsables.
Mientras tanto se ha solicitado apoyo de la policía de Cajamarca para pacificar a la población, pues unas mil quinientas personas permanecen en las inmediaciones del lugar, dispuestas en no ceder en sus reclamos.
Este hecho nos trae a la memoria otros sucesos similares ocurridos por abusos de las autoridades que motivaron airadas respuestas por parte de la población. Una situación que contribuye a estos lamentables sucesos es la indiscriminada y excesiva venta de licores adulterados por parte de malos comerciantes que contribuyen de este modo a la degradación de los jóvenes de la provincia y en ello, mucho tiene que ver la dotación policial de Celendín.
¿Hasta cuando nuestras autoridades se comportarán como tales, impidiendo la venta de estos venenos que muestran lamentables situaciones de violencia y degradación en las inmediaciones de estas cantinas y hasta han causado muchas víctimas mortales entre la juventud de nuestra población?
Es claro que el abuso de estos venenos generan situaciones de violencia familiar como en el presente caso, cuyas consecuencias han sido el detonante de todos los lamentables sucesos que no deben volver a repetirse.

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