viernes, 19 de septiembre de 2008

HISTORIA: Celendín y la política, I

EL APRA EN CELENDÍN, AÑOS 50 Y 60
Por Jorge Horna
En mi niñez acostumbraba jugar con mis amigos de barrio: Raúl, Eugenio, Dionisio, en las últimas esquinas de la calle Pardo, como quien va a la colina San Isidro.
1954. La ciudad carecía de alumbrado eléctrico. Cierta noche, a la luz de la luna, después de la cena, empezamos nuestros cotidianos juegos infantiles. Mientras mis amigos estaban en lo suyo, me detuve al escuchar una hermosa canción entonada por hombres y mujeres –a puerta cerrada- en la casa de don Pedro Zárate, quien vivía por allí.

Haya de la Torre a fines de los 70, junto a "aprovechado" discípulo. Haya volvió al Perú en 1961, cinco años después de haber ordenado "la convivencia" del APRA con el presidente Manuel Prado, representante conspicuo de la vieja oligarquía peruana, la que dejó al Perú sin horizontes ni esperanza, como sigue hasta hoy.
Fue impresionante para mí aquella melodía, era la Marsellesa, himno nacional de Francia. Años después me informé que el partido aprista había adoptado esa música para la letra de su propio himno. Posiblemente en casa de don Pedro se hacían reuniones clandestinas.
El partido Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) atravesaba momentos difíciles por la persecución política del gobierno dictatorial de Manuel Odría.
Los militantes apristas de los tiempos fundacionales resistieron con estoicismo y convicción los avatares represivos en todo el territorio nacional.
Cuando Manuel Prado es elegido Presidente de la república, el APRA sale de las catacumbas y en alianza con aquel, vuelve a la legalidad.
En Celendín fueron bastiones apristas los barrios El Cumbe y Colpacucho (El Rosario). Organizadamente abrieron su local partidario, la Casa del Pueblo, primero en el domicilio de don Eloy Rodríguez, después se trasladaron a la casa de don Moisés Ortiz.
El año 1962 realizó una apoteósica visita a Celendín, Víctor Raúl Haya de la Torre. El estrado para que la multitud escuche al fundador del APRA, fue instalado en la plaza principal, en el frontis de la casa de don José Reyes, fiel aprista, y la manifestación concluyó a las 5 de la tarde de un día domingo. Cuando Haya de la Torre a bordo de su automóvil y su escolta particular se retiraba de la ciudad, en la esquina de la calle Dos de Mayo y Bolognesi, un grupo de jóvenes hicieron arengas contrarias dirigidas al líder aprista. La reacción de “los búfalos” fue inmediata. Con cachiporras y manoplas atacaron a esos osados muchachos, y a uno de ellos, Guillermo Pereyra (“Panamo”), le hirieron en la cabeza.
Los policías alertados por este incidente, detuvieron a Guillermo y ensangrentado lo condujeron a la comisaría. Quedó detenido por un día. Años más tarde, por una confabulada presunción, Guillermo Pereyra nuevamente fue detenido, y con él: Eliseo Chávez, médico, el músico Julio Díaz Dávila, el dentista Fernando Aliaga y don Florentino Velásquez, acusados de “comunistas”.
Fueron conducidos a Cajamarca; después de las diligencias policiales fueron liberados, a excepción de Guillermo, que sufrió injusta prisión por un año. Su “delito”: haber tenido en la biblioteca paterna –que fue requisada- libros de doctrina socialista.
Lima, septiembre 2008
(La continuación en próxima entrega)

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