lunes, 14 de junio de 2010

FOLCLOR: Documental a las Danzas

Resumen de diario de notas
Por Franz Sánchez Cueva

Celendín, Domingo 6 de junio.
O7:45 min A.M.
Llegué a Celendín para rodar lo que significa mi primer documental, elegí mi pueblo porque sé que es inmensamente rico, y lejos de todo chauvinismo, ratifico el noviazgo perpetuo que contraje con mi provincia. El clima de junio, y lo místico del Corpus Cristhi me dan los ingredientes exactos que no hubiera podido encontrar en ningún otro lugar más. El suculento desayuno shilico: un caldo verde aromatizado con paico, yerba buena, perejil, con un poquito de ruda; dos tersos panes recién horneados y un empalagoso sorbo de chocolate espeso, son complementados por un momentáneo reposo al borde de una vereda iluminada desde Jelig por los revitalizantes rayos de sol matutino. Inmediatamente después, junto a mi camarógrafo, nos dirigimos al caserío de Poyunte, para filmar el ingreso de las danzas de Candelaria hacia el pueblo. Las abrumadoras clases en la universidad, estáticas, frías, de salón, desconectadas de la realidad, nunca nos prepararon para un encuentro directo con la naturaleza, con paisajes sacados de acuarelas, ni para conocer el duelo, la tristeza o la alegría del hombre de campo.
09:17 min. A.M

Las danzas de Corpus Christi, folclor auténtico del pueblo celendino (Foto archivo CPM)

He tenido que sortear la insondable barrera que tienen los pobladores, para con las personas de la ciudad. Aciago muro que ayudamos a erigir, nosotros mismos, con las constantes muestras de autodestrucción, con nuestro exquisito y discriminatorio gusto de selección por las personas, marginando siempre al que viste con llanques y sombrero, al que tiene toscas las manos, sudoso el cuerpo y vacía la mirada. Agoté esfuerzos por romper, los vanos prejuicios que únicamente contribuyen al aislamiento de los seres humanos. Los resultados fueron buenos.
Sigo creyendo insólito el hecho de sentirme privilegiado, por compartir instantes agradables con ellos. He documentado, todas sus expresiones de fervor, la alegría con que crean su música, el sonido de sus violines que me transportan a lugares que todavía no sé si existen, pero que puedo ver si aprieto los ojos suavemente, y dejo que el bombo despliegue sus ondas de cuero añejo en mis oídos, con su típica mezcla de paganismo y de nirvana, de dioses y de demonios, me he visto en un espejo.
09:35min. A.M
Hablé con el cura de la iglesia, mientras pensaba en que enfermedad es la que padezco, y en el por qué le dicen “curas” a los hombres, como si todos estuviéramos enfermos. Me dijo que podíamos filmar la ceremonia si es que no estorbábamos, y que fuéramos profesionales en nuestro trabajo. Actué como profesional y evité meterme en el trabajo suyo, pero mandar callar la música de las danzas por preferir su misa, me sigue pareciendo una intromisión suya.


10:00 min. A.M
La vieja coqueta de faldas fucsias, de trenzas apretadas y ganchos brillantes, de muelas doradas y rueca, canta una canción mientras atiende a su viejo barbón, andrajoso, con una excelente desentonación en sus pasos. Los dos bailan frente a sus toros, y a los demás personajes del grupo de danzas. Se simulan los trabajos agrícolas, en un baile singular, auténtico y celendino. Qué suerte he tenido de haber nacido aquí, y qué triste debe ser no haber podido ser shilico.
Me han explicado que los shil-shiles, los traen del valle de Llanguat, y que luego los fríen. Los he visto vestirse, prepararse y ensayar sus coreografías para mi lente, y he creído que el documental que pensé, era mío, les pertenece. Son los verdaderos dueños de todo. Artistas y trabajadores, ciudadanos y campesinos, creyentes y no creyentes, devotos, de botas y de llanques. Así son ellos.
Fui testigo de la mezcla exacta, en proporciones perfectas, de catolicismo e incredulidad, de beatitud y falsedad, de personajes urbanos y de ruralidad. Me llevo eso, y mucho más, historias y anécdotas, mitos y leyendas. Me declaro un completo afortunado, un millonario sin bolsillos, un acaudalado amigo de las danzas.
Contaré también las leyendas que se tejen en torno a los toros. La famosa historia del toro Zarco, aquél hombre que cuando llegaba Corpus Cristhi se enfundaba en su personaje, y buscaba rivales de pelea con los demás grupos de danzas. Ha sido aleccionador todo esto, espero tener el documental listo, para el mes de julio. No me importan los pirateadores, ni los avergonzados de sus raíces. Solo pienso en qué valioso es, el hecho de que por más de un siglo estas mismas danzas, sigan llegando a Celendín, aún con las moto- taxis que invaden su suelo. A pesar de los camioneros que tocan las bocinas, tratando de espantar a los bailarines, en contra de toda desidia por proteger lo nuestro.
(….)
Martes 08 de junio
07:08 min. A.M
He llegado al terminal de buses en Lima, y al bajar, prometí un próximo trabajo con la Guayabina. He considerado concentrarme en un conjunto de danzas por turno, porque individualmente ellas, son todo un universo. Estoy convencido que el próximo año, las cosas mejorarán, no me gusta el hecho de acostumbrar a concursos a los danzantes. Los concursos son siempre expresiones ridículas de competencia. Condicionan al hombre ir en búsqueda de “premios”, “regalos”, “trofeos”. Cuando el fervor no se mide con obsequios. El sonido en el coliseo es pésimo, a quién se le ocurre distorsionar la música ancestral con amplificadores de una sola columna, en un espacio cerrado en círculo, acaso no saben que el rebote de ondas, produce eco. Mediocres. *El anunciador debe dejar de decir maichiles, a lo que un verdadero celendino llama “shil-shiles”. Lea, por favor.

¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!


1 comentario:

Anónimo dijo...

Un gran reportaje, mi estimado Frank. Quienes hemos visto la grandiosidad de nuestra "guayabina" no tenemos más que exclamar la grandeza de nuestro de folklore que con el transcurrir de los tiempos, espero, siga siendo conservada, estimulada y sobre todo peremnizada a través de los tiempos para gloria y conocimiento de nuestras generaciones.
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