lunes, 25 de octubre de 2010

OPINION:¿Periodismo Deportivo o Periodismo como deporte?

Por: Franz Sánchez
A raíz del último escándalo protagonizado por nuestros “profesionales” futbolistas nacionales, se ha desplegado una cobertura informativa, otra vez, escandalosa.
Que afán mediático el de los canales de televisión por querer sensacionalizar las noticias irrelevantes. Porque en mi opinión, la noticia sobre la fuga de jugadores de la selección (Manco, Galliquio, Farfán, etc), que escaparon del hotel en Panamá para ir a solicitar los servicios de compañía femenina en el casino Veneto. Es solamente un acto de indisciplina, reconocida claramente por los inculpados y por el propio técnico de la selección. Todo termina allí, no hay más vuelta que darle, los indisciplinados no serán más convocados por Sergio Markarián, y se acabó.

Una seleccion de bohemios y díscolos que exacerba el morbo del peridismo amarillo.

Ahora la prensa menciona nombres de más jugadores implicados en el tema, en un acto que podría denominarse: escarbar dentro de los basurales informativos para hacer sintonía o audiencia. De qué periodismo deportivo se habla, cuando lo único que se informa y transmite, son las miserias de estos personajes, que nunca tuvieron una formación integral ni en sus casas, ni en el colegio, ni tampoco en sus clubes que debieron enfatizar en una formación completa.
El tema, que en mi opinión no es importante es el de agrandar una infracción, porque seamos sinceros, pedirle a una persona un celibato permanente o vivir en un claustro, es difícil y también ridículo. Entonces, avalo la posición de que no se considere un acto de indisciplina, el sostener encuentros sexuales con las personas que estos deportistas crean conveniente, en el lugar que mejor les acomode. Claro siempre y cuando, no se esté disputando un campeonato internacional, que demande de una preparación integral y un especial ahorro de energías tanto mentales como físicas. Pero si se trata de un partido de exhibición, que por cierto perdimos, no se le puede exigir borrar el resultado a los protagonistas, imponiéndoles la privación de sus libertades. Pero esto ya es un tema interno, en el que no están autorizados a opinar, ni periodistas, ni oportunistas mediáticos, ni esos buitres carroñeros de la televisión y la prensa.
Supongamos que el partido con Panamá hubiera terminado con un score favorable por goleada, para nuestro país. Se hubiera desencadenado, una cobertura completamente diferente a la de hoy, una lectura exagerada de la victoria: entrevista a los abuelos del recogebolas, a los amigos de barrio del arquero, al perro del entrenador, y cosas tan bobas como las que siempre hacen estos carroñeros del deporte y los que no tienen nada más que cubrir.
Pero como la selección perdió, ahora se envían equipos de investigación periodística hasta Panamá. Inclusive se habla de pagos a meretrices, para que brinden declaraciones reñidas con la verdad. Es un verdadero escándalo, y atentado al deporte nacional.
Ningún periodista hace análisis de rendimiento en el terreno de juego, estudio de tácticas o estrategias del rival. No se habla de fútbol sino que se ha “magalyzado”, por decirlo así, al periodismo deportivo.
El periodismo deportivo, que no es lo mismo que, periodismo como deporte, mal practicado, ha venido en picada desde hace un buen tiempo. Ya no se leen en los periódicos, las geniales crónicas de antaño, de periodistas responsables con su profesión, y no de payasos improvisados que aparecen en cantidades espeluznantes, por todos los medios.
Nuestro futbol nacional, cayó al mismo ritmo que la prensa dedicada a su cobertura. Las gratas glorias del futbol peruano, desaparecieron como también los periodistas que hicieron deleitar a los fanáticos, al mismo nivel de gloria, con sus apreciaciones inobjetables y el respeto por su digna labor. Valga mencionar nombres como los de Oscar Artacho y su “pregón deportivo”, Humberto Martínez Morosini (olvidado narrador y comentarista deportivo), Emilio Laferranderie (fallecido no hace mucho), Pocho Rospigliosi Rivarola (leyenda del periodismo). Todos unos caballeros del deporte.
En cuanto a sanciones, vuelvo a repetir, no hay vuelta que darle, el Director Técnico decide en quiénes puede confiar y en quiénes no. Él sabe perfectamente quién merece oportunidad, y quién no debe recibir ni siquiera un gramo de esperanzas.
La Federación Peruana de Fútbol, ya expresó, que no habrá ningún tipo de sanción a ninguno de los futbolistas implicados en el referido hecho. Todo está definido, no se puede hacer una novela, como las que se producen a cada instante, para mantener en suspenso y adormecida a la población.
Un partido de fútbol, no hace más patriota a unos que a otros, eso es mentira. En noventa minutos de juego no se mide el amor por un país, creer esto no solamente es de una exageración romántica, sino de una ceguera impertinente. Cantar el himno nacional, o dejar de cantarlo no representa cuanto amor sientes por tu pueblo. Conozco extranjeros que no se saben el himno del Perú, pero que sin embargo están comprometidos con las causas más abandonadas. Y conozco a otros cuantos que a través de la televisión, aparecen inflando pecho o panza, cantando un himno apócrifo, queriendo pasar como patriotas mientras le roban a nuestra patria.
Los futbolistas no nos representan, menos este tipo de deportistas aficionados. La grandeza de una nación no puede minimizarse en unos energúmenos futbolistas. Eso es un error generacional, ver como héroes, a estos tipos que ganan sueldos descomunales, que ya quisieran percibir muchas familias peruanas.
Dejemos allí el tema, dediquemos nuestra atención a otras disciplinas que comienzan a darnos logros internacionales, pero que no queremos ver, o porque somos ciegos, o porque nos gusta la oscuridad.
Finalmente, esperemos que los medios de comunicación, informen temas más importantes para nuestro país, o para Latinoamérica. Hace pocos días el gobierno de Estados Unidos, aprobó la venta, por 60 mil millones de dólares, de armamento militar al país de Arabia Saudita, considerándose la transacción como la más grande de toda la historia militar de Norteamérica (galardonada con el premio Nobel a la paz, recibido en 2009 por Obama).
¿Qué medio difundió la información? Exactamente, nadie. Esta es nuestra realidad. Lamentable, pero no por eso, irremediable.

¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!


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